Al hablar de Inteligencia Emocional es
preciso antes definir que es una emoción.
Rafael Bisquerra menciona que es un
estado complejo del organismo caracterizado
por una excitación o perturbación que predispone a una respuesta organizada,
también menciona que las emociones se generan como respuesta a un
acontecimiento externo o interno.
Son las emociones las que nos permiten
afrontar situaciones demasiado difíciles como para ser resueltas exclusivamente
con el intelecto. Cada emoción nos predispone de un modo diferente a la acción;
cada una de ellas nos señala una dirección que, en el pasado, permitió resolver
adecuadamente los innumerables desafíos a que se ha visto sometida la
existencia humana.
Gardner menciona que la
inteligencia emocional se forma por la inteligencia intrapersonal y la
interpersonal, la define como la capacidad de dirigir la propia vida de manera más
satisfactoria. Es la habilidad de tener conciencia emocional.
De acuerdo con
Bisquerra, la Inteligencia Emocional
consiste es la habilidad de manejar los sentimientos y emociones, discriminar
entre ellos y utilizar estos conocimientos para dirigir los propios
pensamientos y acciones. Un concepto más completo es que la inteligencia
emocional dice que incluye la habilidad de percibir con precisión, valorar y
expresar emoción; la habilidad de acceder y/o generar sentimientos cuando
facilitan pensamientos; la habilidad de comprender la emoción y el conocimiento
emocional; y la habilidad para regular las emociones para promover crecimiento
emocional e intelectual.
Para Goleman la inteligencia emocional consiste en:
- 1 Conocer las propias emociones.- El principio de Sócrates "conócete a ti mismo" nos habla de esta pieza clave de la inteligencia emocional: tener conciencia de las propias emociones; reconocer un sentimiento en el momento en que ocurre. Una incapacidad en este sentido nos deja a merced de las emociones incontroladas.
- 2. Manejar las emociones.- La habilidad para manejar los propios sentimientos a fin de que se expresen de forma apropiada se fundamenta en la toma de conciencia de las propias emociones. La habilidad para procesar expresiones de ira, furia o irritabilidad es fundamental en las relaciones interpersonales.
- 3. Motivarse a sí mismo.- Una emoción tiende a impulsar una acción. Por eso las emociones y la motivación están íntimamente interrelacionadas. Encaminar las emociones, y la motivación consecuente, hacia el logro de objetivos es esencial para prestar atención, auto-motivarse, manejarse y realizar actividades creativas. El manejo emocional conlleva a demorar gratificaciones y dominar la impulsividad, lo cual suele estar presente en el logro de muchos objetivos.
4.
Reconocer las emociones
de los demás.- El don fundamental es la empatía, la cual se basa
en el conocimiento de las propias emociones. La empatía es el fundamento del altruismo.
Las personas empáticas sintonizan mejor con las sutiles señales que indican lo
que los demás necesitan o desean. Esto las hace apropiadas para las profesiones
de la ayuda y servicios en sentido amplio.
Al conocer ampliamente las emociones y tener un manejo óptimo de estas,
es como el ser humano aprende a establecer relaciones funcionales. La
competencia social y las habilidades que conlleva son la base del liderazgo,
popularidad y eficiencia interpersonal. Las personas que dominan estas
habilidades sociales son capaces de interactuar de forma suave y efectiva con
los demás.
Fernando Tinoco Carrillo
Licenciado en Psicología