Por lo general tenemos la
creencia de que los hombres somos fríos, que no tenemos emociones, que no
sentimos; de que esta “bien” que un hombre no sienta o no exprese sus
emociones. Esta información de alguna manera es cierta ya que el ambiente nos
ha ayudado a normalizar esta creencia. Sin embargo, todas las personas somos
capaces de tener emociones, de tener sentimientos, de sentir.
Entonces, si los hombres
realmente sentimos, ¿Cómo le hacemos para que crean que no sentimos? ¿Qué pasa
para que esta creencia se normalice?
En la psicoterapia Gestalt
existe un concepto que se llama introyecto, este concepto se utiliza
para nombrar un bloqueo en la experiencia del ser humano. Es decir, la
existencia de un introyecto puede hacer que la experiencia no alcance la
totalidad de su potencial. Por ejemplo, si yo tengo la creencia de que no se
DEBE hacer ruido al respirar puede que bloquee mi experiencia y evite alcanzar
el disfrute total de mi respiración ya que tal vez evite reconocer las
sensaciones de respirar profundo y exhalar por la boca porque eso puede hacer
ruido. Ahora, si esta conducta se normaliza es cuando se convierte en un
introyecto. Entonces voy a seguir haciéndolo de forma automática, voy a generar
la creencia de que TIENE que ser así, de que esta es la forma correcta de
respirar.
Los introyectos son la base de
la educación y del crecimiento puesto que a través de estos fue como aprendimos
a relacionarnos con el entorno. Cuando éramos bebés dependíamos de los
alimentos que nos daban nuestros cuidadores primarios y en nuestra niñez
aprendimos a relacionarnos a través de las reglas y directrices que nos eran
dadas por nuestras figuras de apego; esto nos ayudaba a incorporar conductas
que nos permitieran ser parte del ambiente.
Para ejemplificar lo que es un
introyecto me gustaría utilizar la analogía de comer. Cuando nos dan una uva y
la masticamos, reconocemos el sabor; en caso contrario, si no la masticamos y
solo la tragamos, no nos damos cuenta de si nos gusta o no, no nos es
significativa la experiencia de comer uvas. La primera parte del ejemplo se
puede decir que es la parte saludable del introyecto, ya que logramos asimilar
la experiencia, la segunda parte del ejemplo es la parte no tan saludable del
introyecto porque no reconocemos la totalidad de lo que está pasando y no lo interiorizamos.
“Un introyecto implica la
incorporación de actitudes, ideas o creencias que no fueron asimiladas por el
organismo”. (Salama, 2008).
Si hablamos de normas o reglas
que no cuestionamos en el sentido de preguntarnos su utilidad para nuestra
experiencia y solamente las adaptamos sin asimilarlas estamos generando un
introyecto. Estamos tragando sin masticar.
Esto suele pasar muy
frecuentemente con las emociones, no aprendemos a manejarlas de forma
funcional. Aprendemos a reprimirlas. Un introyecto común relacionado a las
emociones es que expresar las emociones es de gente débil, si yo expreso
mis emociones me pone en una situación de vulnerabilidad en mi entorno. Otro
introyecto es que un hombre debe ser fuerte. Combinamos estos dos introyectos
en una conducta y nos da la siguiente creencia:
Un
hombre no debe expresar sus emociones
Eso como un introyecto
general. Es importante mencionar que la cultura, la sociedad, el entorno
contribuyen a que el hombre tenga esta creencia ya que como aludí
anteriormente, un hombre que expresa sus emociones se ve como poco elegible,
dejemos de lado el hecho de que esto pueda (no siempre) ser relacionado con su
orientación sexual, al hablar de mujeres heterosexuales que eligen estar en
relación con un hombre y se dan cuenta que el hombre que eligieron es sensible,
sale su introyecto y comienzan a verlo como no elegible.
Al hablar de situaciones
sociales, podemos encontrar al introyecto presente cuando estamos en contacto
con nuestros amigos. Hemos adoptado una conducta que nos sirve para ver la
expresión de las emociones como algo no aceptable, si en un momento un amigo
abraza a otro y le dice que lo quiere (asumiendo que no hay alcohol de por
medio) no puede faltar el comentario “oh, hazte para allá” “ya vas a empezar de
joto”. Esta última frase es políticamente incorrecta, no fluye con nuestra
realidad actual, sin embargo, es importante reconocer que este introyecto está
instalado en nuestra forma de comportarnos. Algo que se puede mencionar del
introyecto es que se trata de adoptar una forma de conducta sin que esta fluya
con nuestro yo.
Hace tiempo escuche un podcast
en el que se hablaba de este tema, sinceramente no lo escuche completo, solo
que hay algo que me llamó la atención. En el podcast decían algo así como:
“Todos tenemos un amigo con el que podemos ser más directos y queremos, bueno,
apreciamos para que no se escuche muy emocional” me llamó la atención porque el
tema era los hombres que no expresan emociones y si nos damos cuenta, en este comentario esta saliendo el introyecto del que hablaba, "Está mal que un hombre sea emocional".
Existen introyectos
específicos para cada una de las emociones básicas, los cuales me gustaría
abordar:
Miedo. “No te asustes, actúa como
los hombres” “Debes ser valiente”
Afecto. No es necesario que se verbalicen los introyectos, también pueden aprenderse desde las conductas, como por ejemplo, cuando un hombre se aleja o rechaza el contacto de otro hombre o de cualquier otra persona.
Tristeza. El introyecto común: “Los
niños no lloran” “Llorar es de niñas, tú eres niña?”
Enojo. De cierta manera el enojo
es una emoción un poco más aceptable para el hombre ya que se puede relacionar
con su fortaleza y valentía.
Alegría. La alegría es una emoción
que yo creo que no se reprime tanto. Sin embargo, si existe el introyecto de no
ser tan efusivo y no expresarla.
Es importante que reconozcamos
las emociones como elementos con el potencial de enriquecer nuestra
experiencia. Si nosotros reprimimos nuestras emociones estamos rechazando lo
que cada una de estas puede aportar a nuestra supervivencia.
Por lo cual, el que los hombres nos demos la oportunidad de sentir y vivir nuestras emociones puede ser de gran importancia para que estemos presentes en nuestro momento y de esa manera podamos experienciar cada vivencia.