viernes, 23 de septiembre de 2022

El vínculo funcional como alternativa al apego

        Como lo mencionamos en una entrada anterior, el apego es necesario para crear vínculos con nuestro entorno y relacionarnos con la sociedad, sin embargo, a lo largo de nuestro desarrollo va  tornándose innecesario para la formación de lazos de proximidad debido a la relación que existe entre este y la dependencia emocional, de esta manera, los vínculos que creamos desde el apego cuando alcanzamos la independencia pueden llegar a ser disfuncionales.

        Al inicio de nuestra vida, cuando no sabemos como va a responder nuestro cuidador primario, si identificamos que existe la misma posibilidad de que atienda nuestras necesidades a que no las atienda, es cuando podemos de desarrollar un apego inseguro. El apego inseguro va a influir en como nos relacionamos con nuestro entorno y como respondemos ante la incertidumbre que nos presenta el ambiente.

        En caso de que durante las primeras etapas de nuestra vida hayamos aprendido a vincularnos desde el apego inseguro probablemente lo seguiremos haciendo durante la adultez en cualquiera de nuestras relaciones interpersonales y hasta en la relación con nosotros mismos.

        Vamos a abordar nuevamente los estilos de apego que mencionamos en una entrada anterior para reconocer como pueden llegar a presentarse en nuestra forma actual de relacionarnos:
  • La persona que se relaciona desde el apego ansioso tiende a tener un deseo intenso de intimidad por lo cual puede recurrir a la sobreprotección de la relación, sin embargo, esta persona suele tener dificultades para expresar sus emociones de forma funcional y suele tener conductas de excesiva intensidad o que pueden considerarse como dramáticas. Un ejemplo de esto podrían ser las amistades que se enojan y se ponen celosos por que sus amistades tienen más amigos, o las parejas que necesitan estar en constante contacto con sus parejas y le llaman cada momento o le mandan mensajes muy frecuentemente.
  • La persona que se relaciona desde el apego evitativo suele demostrar rechazo a las relaciones de intimidad profunda y al contacto en general por lo cual puede tener dificultad de relacionarse funcionalmente, las personas que se relacionan desde este estilo de apego tienden a ser consideradas frías y con ausencia de sentimientos y debido a que ellas se reconocen de esta manera pueden retraerse en si mismos. Un ejemplo podrían ser las personas que tienen dificultad para dar la mano o abrazar en situaciones sociales.
  • La persona que se relaciona desde el apego desorganizado puede mostrar nulo interés en relacionarse y expresar fácilmente la ira o la frustración de formas explosivas. Son el tipo de personas que no muestran interés por relacionarse con alguien mas, sin embargo, secretamente o puede que hasta verbalmente expresen su deseo para generar un vínculo profundo. Las personas que se relacionan desde este estilo de apego tienden a tener relaciones conflictivas y pueden tener dificultades para confiar.


        Es importante mencionar que nos podemos apegar a una persona o grupo de personas, a una situación o experiencia y hasta podemos apegarnos a una idea o pensamiento. Esto lo hacemos cuando creamos una conexión emocional con dicha situación y llegamos a creer que dicha conexión o vínculo emocional y la gratificación que viene con este solamente puede ser obtenida con determinada persona, experiencia o pensamiento. Así es como se crea la dependencia emocional.

     Cuando existe dependencia emocional en un vínculo es cuando estamos hablando de apego, específicamente de apego inseguro, el cual puede ser expresado con cualquiera de los estilos de apego anteriormente mencionados.

        Para retomar una idea antes mencionada, es importante destacar que al avanzar en nuestras etapas de desarrollo, generalmente a partir de la adolescencia, empezamos a construir nuestra individualidad y deja de ser necesario apegarnos para para poder definirnos a nosotros mismos. Es en estas etapas del desarrollo cuando la dependencia emocional deja de ser funcional y puede afectar nuestro desenvolvimiento en los vínculos que creamos.

        Somos seres sociales y es importante que nos vinculemos con nuestro entorno así que a pesar de ver el apego como algo disfuncional es necesario que sigamos hablando de generar conexiones significativas. Es por esto que propongo hablar de vínculo funcional

        El vinculo funcional es la alternativa para el apego ya que su característica principal es la falta de dependencia emocional. La persona que se relaciona creando vínculos funcionales no depende emocionalmente de alguien mas puesto que se hace responsable de su experiencia y se reconoce como capaz de manejar sus propias emociones.

        Vamos a hablar de los elementos necesarios para crear un vínculo funcional:

Ponerse como prioridad. La persona que se pone como prioridad se hace responsable de su experiencia y difícilmente responsabiliza a los demás de lo que esta viviendo, se reconoce capaz de enfrentar las adversidades que se le lleguen a presentar y se reconoce como una persona proactiva y propositiva.

Fomentar la individualidad. Una persona que se relaciona desde el vinculo funcional se reconoce como un individuo independiente por lo cual es difícil que llegue a depender de lo que la o las otras personas hagan o dejen de hacer ya que confía en si mismo y en sus capacidades de resolución. Al mismo tiempo, una persona que se reconoce como un individuo trata de favorecer que las otras personas de su entorno se reconozcan como individuos independientes.

Ejercer límites sanos. Para que un vínculo sea funcional necesita haber límites, es por esto que la persona que no depende emocionalmente de sus vínculos se ocupa por poner límites claros y expresa sus inconformidades de forma directa, del mismo modo, se reconoce capaz de escuchar y respetar los límites de los demás.

        Tus relaciones interpersonales son mas llevaderas y tienen mas potencial para traer bienestar personal cuando creas un vínculo funcional.

Fernando Tinoco
Psicoterapeuta Gestalt

martes, 16 de agosto de 2022

Ser una isla. ¿Egoísmo o amor propio?

"Nadie puede ser una isla" 

"Todos necesitamos de todos"

Estas dos frases me hacen recordar el hecho de que somos seres sociales y necesitamos estar en relación constante con nuestro entorno y sentirnos "parte de..." para contactar con nuestra propia realidad y reconocernos diferentes. 

Para encontrar nuestra individualidad necesitamos identificarnos parte de un todo. ¡Qué paradójico!

Necesito del otro para identificar los límites y saber que es lo que me hace ser yo, que es lo que necesito para ser yo y que es lo que no soy yo, que es lo que no fluye conmigo. Estando en contacto con el entorno es como puedo definir hasta donde está mi alcance. Sin embargo, me gustaría hablar de la importancia de "ser una isla". Reconocer, abrazar y celebrar mi individualidad.

Quiero empezar diciendo que la palabra egoísmo se ha vuelto un sinónimo de "mala persona" o de "alguien que no piensa en los demás" y eso va completamente de la mano con lo que nos inculcaron culturalmente. Tenemos arraigada a nuestro pensamiento la idea de que una persona "buena" es aquella que ayuda a los demás, que es servicial, que es bondadosa, que es atenta y que se acomide a las necesidades de los demás. 

Por ende, una persona egoísta sería lo contrario, sería alguien que no es servicial ni se acomide puesto que ve por sí antes de ver por alguien más. Pongamos énfasis a lo último, una persona egoísta es alguien que atiende sus propias necesidades antes de atender las necesidades de los demás. ¿Eso está "mal"? ¿Atender mis propias necesidades me hace "mala persona"?

Si. Esas son las creencias que tenemos grabadas en nuestra mente y se vuelven la forma en la que nos relacionamos con nuestro entorno. Sin embargo, yo tengo unas dudas: ¿Una persona egoísta no puede ser servicial? ¿Qué es lo que hace a una persona egoísta incapaz de preocuparse por los demás?

Si dividimos la palabra en ego: que significa yo e -ismo: que se refiere a una tendencia, llegamos a la conclusión de que el egoísmo es tender hacia el yo. En otras palabras ver hacia mi. Y así es como nos damos cuenta de que nuestra idea de que alguien egoísta es una persona que atiende sus necesidades primero era la correcta, sin embargo, ¿Cómo es que eso puede convertirse en algo negativo?

El egoísmo puede ser algo negativo cuando ese tender hacia mi evita que vea a los demás y vea por mis necesidades a costa de las de mi entorno. Al mismo tiempo, es importante aclarar que también puede ser una herramienta funcional cuando nos ayuda a identificarnos, reconocernos, aceptar nuestras cualidades positivas y nuestras áreas de oportunidad, así como atender nuestras necesidades y no perjudicar las de los demás. Me interesa hablar de esa parte del egoísmo.


Algo que quiero mencionar es que cuando yo tiendo hacia mi, me reconozco. Soy capaz de reconocer mis cualidades positivas y negativas; soy conciente de mi. Tender hacia mi, me permite formar una relación intrapersonal realista y conciente. Si yo reconozco mis cualidades positivas, puedo potencializarlas en caso de ser necesario. Si yo reconozco mis cualidades negativas, puedo aprender a convivir con ellas y trabajar en erradicarlas si es necesario.

Cuando tiendo hacia mi, identifico mis necesidades y puedo atenderlas. Es cierto, una persona egoísta ve sus necesidades como una prioridad, sin embargo, eso no es un factor definitorio de una mala persona. Si yo me pongo como prioridad, inevitablemente me puedo hacer responsable de mi experiencia, por ende, yo atiendo mis necesidades y no espero que alguien mas lo haga por mi. ¿No es eso algo que puede hacer mas funcionales las relaciones interpersonales? Una persona egoísta es una persona realista y que no tiene expectativas de que alguien mas se ocupe de su experiencia.

La conciencia de si mismo y la responsabilidad de si mismo son factores necesarios para desarrollar la autoestima,  el amor propio. Si existe en una persona el amor conciente de sí  y la responsabilidad por su propia experiencia, lo mas seguro es que esta persona sea capaz de desarrollar esas mismas cualidades hacia alguien mas. Ahora, ¿Cómo es que una persona que ama concientemente a alguien mas es mala persona? ¿Cómo es que reconocer las necesidades, cualidades y áreas de oportunidad de alguien mas hace a una persona "mala"? ¿Si yo me reconozco responsable de mi experiencia e identifico a la otra persona responsable de su experiencia, soy "malo"?

Yo pienso que ser una isla es necesario. Es imperativo que sea capaz de tender hacia mi, de responsabilizarme de mi, que me haga conciente de mis cualidades para que pueda desarrollar relaciones interpersonales funcionales. Ser una isla es algo que puede facilitarme eso.

Aunque tenga mi atención hacia mi, puedo ser atento con el otro.

Ser egoísta no es malo. Ser egoísta también me permite validar las capacidades de la otra u otras personas. Mientras no haga algo de forma activa para bloquear o invalidar la experiencia de alguien mas, el egoísmo puede ayudarme a ser una persona funcional.

Fernando Tinoco
Psicoterapeuta Gestalt

domingo, 24 de julio de 2022

La importancia de poner límites

A lo largo de nuestro desarrollo nadie nos enseña a poner límites. Durante nuestra infancia no se reconoce como necesario puesto que vivimos de acuerdo a las reglas que nos impone nuestro ambiente, durante la adolescencia estamos ocupados reconociendo todos los cambios ante los cuales estamos expuestos, y en cuanto a nuestra escolaridad no es como si tuviéramos clases de cómo poner límites en la primaria, en la secundaria, ni en la prepa y tampoco en la universidad hay una materia referente a eso.

Sin embargo, en la adultez la habilidad de poner límites se vuelve crucial para el desarrollo funcional de nuestras relaciones interpersonales. Así pues, es importante mencionar que somos seres sociales y es por es por esto que las relaciones interpersonales que lleguemos a tener a lo largo de nuestra existencia pueden ser determinantes para nuestras habilidades de contacto y para nuestro funcionamiento en la realidad. De este modo los límites se convierten en una habilidad necesaria.

Para continuar, creo que es importante definir qué es un límite. Un límite es un lineamiento a través del cual se especifica el alcance permitido para el otro con el objetivo de no transgredir el bienestar personal. Poner limites significa decirle a la otra persona que fluye conmigo y que no. Al establecer un limite estás especificándole a alguien más como si puede tratarte y como no, como puede relacionarse contigo. Claro, hay que mencionar que dos tipos de limites: los límites que le puedo poner a otra persona y los limites que otra persona me puede poner a mi.

Creo que es importante mencionar algunas cuestiones por las que nos es difícil poner limites. Esto tiene que ver con algunas creencias que introyectamos desde nuestra infancia:

Poner limites es irrespetuoso: La frase "No me respondas" o "Así no se contesta" se viene a mi mente al momento de decir que es lo que quiero o lo que no quiero. Por ejemplo: "Mira este tiktok" y mi respuesta es "no gracias" o "no quiero" mi mente me lleva a pensar que estoy faltando el respeto.

Poner limites es egoísta: Al hablar de lo que yo quiero aparece otro introyecto "Debes hacer lo que otras personas te pidan" entonces el no hacer algo que no quiero hacer significa que no me importa lo que quiera la otra persona y me siento egoísta al actuar así.

Poner límites es de malas personas: El introyecto que aparece cuando pongo un límite basándome en lo que yo quiero puede ser algo así: "Debo ayudar a los demás o si no lo hago yo estoy mal", ese introyecto puede hacer que le quite el valor a mi propia experiencia y termine cediendo a las exigencias de otra persona.

Estas creencias nos ayudan a aprender que no se "debe" poner limites. Es por esto que no aprendemos a hacerlo.


Sin embargo, poner limites puede ser una habilidad con muchos beneficios para la experiencia personal. Algunos de estos beneficios pueden ser:
  • Favorecen la comunicación con los demás.
  • Facilitan identificar qué esta permitido al relacionarnos con los demás.
  • Ayudan a conocer a la otra persona de forma genuina.
  • Facilitan las relaciones con los demás.
  • Evitan los conflictos o malos entendidos.
Esos son algunos de los beneficios que podemos encontrar al relacionarnos con alguien más, sin embargo, al momento de poner límites también nos beneficiamos a nosotros mismos:
  • Nos ayudan a conocernos a nosotros mismos.
  • Dan autonomía.
  • Nos ayudan a respetarnos a nosotros mismos.
  • Facilitan perder la creencia limitante de la vulnerabilidad.
  • Nos apoyan en el proceso de desprendimiento.

"Tenemos libertad cuando aprendemos a poner límites"

Para poner límites es necesario voltear a vernos a nosotros mismos. Las siguientes habilidades son necesarias para poner límites:

Autoconocimiento. Es importante que sea conciente de mi mismo para poner límites. Primero que nada es reconocer que es lo que te gusta y que es lo que no te gusta, que es lo que puedes hacer y que es lo que no. También es importante reconocer que si es tu responsabilidad y que no lo es. Cuando tengas claro todo esto es cuando podrás reconocer que es necesario poner un límite en el momento alguien trate de imponerte algo que no fluya contigo, que no eres tú.

Expresión clara. Cuando reconozcas que alguien intenta ir mas allá de lo que eres tú es importante que lo expreses claramente. Que digas que es lo que no va contigo. Algo para tomar en cuenta es no trasgredir los límites de la otra persona al poner nuestros propios limites, con esto me refiero a no ofender ni ser groseros, podemos ser claros y directos sin necesidad de subir la voz ni ofender a la otra persona.

Firmeza. La ultima habilidad para poner un límite es mantenerte firme. Al haber puesto un limite es importante no ceder ante una petición externa para quitar ese límite. Cuando cedemos estamos permitiendo que el entorno aprenda que es posible pasar nuestros límites. Para poder mantenernos en nuestra postura es importante que nos preguntemos ¿Cómo me siento al quitar mi límite? La respuesta nos apoyará a tomar una decisión, ya sea que decidamos quitar ese límite o que lo mantengamos firme.

Es importante reconocer que el hecho de poner un límite no significa que será así para siempre, en todo momento puedes regresar a evaluar tu límite, recuerda que para cualquier cambio o para cualquier reafirmación tomarte a ti como prioridad es necesario. La habilidad de poner límites es algo difícil e implica mucho trabajo personal constante, no dudes en solicitar apoyo psicológico.

Fernando Tinoco
Psicoterapeuta Gestalt

lunes, 13 de junio de 2022

Del apego y la dependencia emocional al vínculo funcional

 

Quiero hablar de un tema difícil de definir, el apego. He escuchado frases como “el apego no es algo negativo” o “el apego es necesario para vivir”, frases con las que estoy parcialmente de acuerdo, sin embargo, me es importante aclarar mi postura.

El apego es un lazo afectivo intenso que surge de cualquier conducta que busque generar proximidad con una persona importante. Tomando en cuenta esta definición es como podemos empezar a hablar de la creación de vínculos en nuestra vida. Es importante reconocer que los seres humanos somos seres sociales y por ende generar proximidad con otros seres humanos es necesario para el desarrollo de nuestra personalidad.

          De esta manera podemos estar de acuerdo con la frase “el apego es necesario para vivir” ya que necesitamos generar vínculos cercanos para formar parte de una sociedad, aprender que es socialmente aceptado y qué es socialmente mal visto, para comenzar a entender como funcionamos los seres humanos como elementos dentro de un grupo social. Y así es como podemos asegurar que “el apego no es algo negativo”. Con el simple hecho de reconocer que tiene una utilidad.    

        Sin embargo, también es importante mencionar que para algunos teóricos “el apego es un vínculo emocional que desarrolla un bebé con sus cuidadores primarios, este es su primer lazo afectivo el cual impactará en la creación de nuevos lazos a lo largo de su vida”. Aquí podemos encontrar una referencia a una etapa especifica de la vida del ser humano. El nacimiento. En el momento del nacimiento, los seres humanos somos completamente dependientes. Dependemos de nuestros cuidadores primarios para atender nuestras necesidades; durante esa etapa de la vida es fundamentalmente necesario el apego ya que generar apego con nuestro ambiente está completamente ligado con nuestra supervivencia. Es de la misma manera durante la niñez, para aprender a integrarnos en la sociedad, aprendemos a apegarnos a lo que nos dicen nuestras figuras importantes que es socialmente aceptable, aprendemos a relacionarnos socialmente de acuerdo con las reglas que nos son impuestas. Así es como aprendemos a vincularnos con las demás personas de nuestro entorno.

De esta manera es como podemos llegar a crear dependencia emocional con los apegos que formamos. La dependencia emocional se trata de una dependencia afectiva o sentimental que consiste en comportamientos adictivos que se dan en el marco de una relación. Un bebé aprende a depender de que su mamá lo alimente, aprende que si llora sus necesidades van a ser atendidas, lo cual genera una sensación de satisfacción que al mismo tiempo el bebe relaciona con alguna emoción, como alegría o afecto. Y así es que a lo largo de la niñez si mis necesidades son atendidas de una forma satisfactoria para mí, eso lo relaciono con las emociones que la experiencia me otorga.

Como fue mencionado anteriormente, el apego tiene que ver con como se generan los vínculos de la vida y cómo nos vamos a relacionar con cada experiencia que se nos presente. Bowlby menciona dos tipos de apego, el seguro y el inseguro. El apego inseguro a su vez es dividido en tres estilos diferentes: apego ansioso/ambivalente, apego evitativo y apego desorganizado. A continuación, vamos a hablar de los estilos de apego inseguro:

Apego ansioso/ambivalente: El bebé con este estilo de apego es el que presenta angustia exagerada cuando el o los cuidadores primarios se alejan y, dificultad para lograr la calma cuando regresan. Un niño con este estilo de apego es el que expresa sus deseos a manera de caprichos y en caso de no ser atendidos al momento comienza a llamar la atención a través de gritos, llanto y a veces golpes.

Apego evitativo: Se caracteriza por la ausencia de angustia y la presencia de enojo cuando el cuidador se aleja, también puede existir la indiferencia cuando el cuidador primario regresa. Los niños que tienen este estilo de apego, a pesar de que pueden llegar a mostrar autosuficiencia ante la separación muestran signos fisiológicos de ansiedad.

Apego desorganizado: Tiene como característica las conductas desorientadas ante los cuidadores. Se crea cuando los cuidadores no tienen un patrón de conducta claro, lo cual va generando un estado crónico de estrés, confusión y favorece la inseguridad al momento de que el niño se relaciona con otras personas.

          Cualquier estilo de apego favorece la dependencia emocional hacia la otredad. Desde el nacimiento y durante la niñez (es normal que también en otras etapas de la vida) aprendemos a depender de las figuras de autoridad, con quienes nos vinculamos emocionalmente, y de cómo nos otorgan atención y cubren nuestras necesidades. De esta manera es como nosotros aprendemos a vincularnos con el entorno y ante lo cual nos involucramos emocionalmente.



          Los estilos de apego anteriormente mencionados no solo están presentes durante las primeras etapas de vida, sino que definen como nos relacionamos también cuando dejamos de ser completamente dependientes. Durante la adolescencia comenzamos a vernos como individuos y a actuar como tal. En la adultez aprendemos a vivirnos como individuos y de esta manera relacionarnos con los demás.

          Cuando nos relacionamos con base en la dependencia emocional en estas etapas de vida estamos generando vínculos neuróticos desde el apego inseguro. Es importante aclarar que a partir de la adolescencia (y en ocasiones desde la niñez) dejamos de ser dependientes y comenzamos a formar nuestra personalidad, nuestra identidad como individuos. Desde este momento el apego deja de ser funcional, la dependencia emocional que este favorece no es necesaria y aporta conflictos a los vínculos que creamos con el entorno de esta manera y hasta con nosotros mismos.

          Es por esto por lo que la palabra apego no cabe en nuestra vida como individuos independientes. Para aclarar, el apego no es malo y es hasta necesario en las primeras etapas de nuestra vida, sin embargo, en nuestras etapas más independientes, el apego nos puede traer conflictos, hablando de que es normal que el apego favorezca la dependencia emocional. Creo que desde la adolescencia y a lo largo de nuestra vida, podemos hablar de vínculos funcionales desde el momento que nos relacionamos con el entorno sin llegar a crear dependencia emocional.

          Para citar a Walter Riso, “el apego es creer que nada cambia”. De esta manera, el apego hace que te estanques, que no crezcas como persona y evita que encuentres la manera de adaptarte funcionalmente a tu realidad actual. Si tú identificas que los vínculos que tienes actualmente no son funcionales, podemos estar hablando de que algún estilo de apego inseguro puede estar presente. Recuerda que el que pidas apoyo psicológico no esta mal, de hecho, habla de un nivel de conciencia necesario para poder avanzar y pasar del apego inseguro al vinculo funcional.


Fernando Tinoco

Psicoterapeuta Gestalt