La vida es un
viaje maravilloso, pero no estático, estamos en constante movimiento. Las
cosas que ayer estaban, puede que mañana sean diferentes. Aceptar que la vida
está cambiando a cada momento nos permite vivir el aquí y ahora de una forma
más tranquila, nos hace disfrutar de lo que tenemos, sin preocuparnos de lo que
tuvimos o tendremos.
Todos los seres vivos sufrimos
el proceso de vivir de la misma manera. Desde el momento en el que nacemos, nos
enfrentamos a un proceso continuo de cambio gracias al cual aprendemos cada vez
más de nosotros mismos; crecemos, maduramos y cada vez nos estamos haciendo un
poco más sabios.
Cuando hablamos de cambio, nos referimos a cuando algo pasa de un estado inicial a uno diferente, según se refiera a una
persona, a una cosa o a una situación.
También puede referirse a la acción de sustituir o reemplazar algo.
Los cambios que ocurren a lo largo del desarrollo
humano son muchos y muy variados, abarcando diversos aspectos de la vida de
cada persona. Estos pueden ocurrir al mismo tiempo, de forma gradual o poco a
poco, e inclusive muchos de ellos son necesarios para que otros ocurran, es
decir, para avanzar a la siguiente etapa de nuestra vida.
Estos cambios se presentan de diferentes maneras:
· Cambios
biológicos: son todos aquellos relacionados a procesos
físicos, directamente relacionados con el cuerpo de las personas.
· Cambios
psicológicos: son todos aquellos relacionados
a procesos y estructuras mentales asociadas a la forma de pensar, aprender,
entender y ver el mundo.
· Cambios
sociales: son todos aquellos relacionados a procesos de la relación
de una persona consigo mismo y con otras personas.
El desarrollo del ser humano se presenta en etapas
muy claras y diferenciables entre ellas. La niñez, la adolescencia, la adultez
y la vejez. Es importante reconocer que el cuerpo humano envejece desde el
momento del nacimiento, es por esto por lo que se utilizara el concepto de
adulto mayor en vez de viejo.
El adulto mayor se encuentra en la etapa de la vida
en la que todos los conocimientos previos se presentan y se ve abrumado por
pensamientos y recuerdos de experiencias pasadas. La amargura y la tristeza
roban espacio al reconocimiento y adaptación a la nueva etapa de la vida. Es en
estos momentos cuando el adulto mayor se llena de preguntas sin salida, sin
explicación: ¿Por qué?
Es muy difícil dejar ir el conocimiento de
experiencias pasadas y de habilidades aprendidas, sobre todo cuando nos parece
imposible adaptarnos al cambio. A nuestra realidad actual y reconocernos por cómo
somos y no como fuimos, como estamos y no como estuvimos.
Se presenta resistencia al cambio cuando este
se asocia con alguna pérdida o la amenaza de alguna pérdida o cuando el cambio
tiene que ver directamente con situaciones de carácter personal, tales como
pueden ser, la autoestima, el estatus, la pertenencia, independencia, salud,
familia, pareja, etc.
El cambio genera incertidumbre
y esa incertidumbre nos da miedo. El ser humano tiene mucho deseo de control,
pero como seres racionales que somos, es necesario reconocer que no existe nada
seguro a cerca de nuestro desarrollo por mucho que intentemos controlar nuestro
mundo, habrá ciertas situaciones o circunstancias que sucederán sin que lo
esperemos y sin que tengamos ningún poder para modificarlas.
Por lo tanto, deja de intentar
controlar, no puedes y te creará mucho malestar. Interioriza la idea, real y
verdadera de que las cosas han cambiado, están cambiando y van a cambiar y eso
estará bien porque es lo normal, forma parte de la vida. Porque la vida es
cambio. No quieras permanecer donde ya no hay que estar por miedo a la
incertidumbre. Quizás hoy sufras por haber cerrado un capítulo, pero mañana te
alegrarás y volverás a abrir otro y lo más seguro es que sea mucho mejor. Será
mejor porque tú lo harás mejor, habrás aprendido de las anteriores etapas,
habrás sacado conclusiones y habrás madurado como persona.
Es el modo como las personas
responden a las demandas que el medio les impone para sobrevivir y seguir
desarrollándose. La vida es un cambio y cuando rechazamos esto, el miedo nos
acechar. ¿Cómo podemos desprendernos de este miedo? Para empezar, tenemos que
aceptar que la vida cambió para así poder continuar.
Como
seres humanos, buscamos en todo momento el equilibrio; esto es encontrar
balance entre lo que pienso y como lo vivo. El equilibrio en todos los aspectos
del ser humano es importante, sin el nada puede realizarse; sin él, toda
plenitud resulta imposible. Todo desequilibrio separa al hombre de su totalidad
fisiológica y psicológica y por consiguiente todo.
Todo cambia, todo pasa, todo
se reinventa. Nosotros mismos también, evolucionamos como personas, no nos
mantenemos estáticos. La persona que éramos ayer, no es la misma de ahora.
Crecemos, maduramos, envejecemos; ese es el orden natural de las cosas y no
tenemos que ir contra corriente ni intentar modificarlo, sino aceptarlo con
serenidad.
FERNANDO
TINOCO
LICENCIADO EN
PSICOLOGÍA